El Valencia sigue en caída libre

El partido comenzó con un Atlético de Madrid queriendo ser el protagonista del partido y manejando la posesión y las ocasiones, la movilidad arriba de Diego, Adrian y Arda Turan no paraba de crear problemas a un Valencia que no tuvo a ninguno de sus jugadores de la zona defensiva finos. Jordi Alba y Ricardo Costa eran incapaces de frenar las jugadas por banda, especialmente el catalán al que Arda volvió loco. Rami y Víctor Ruiz sufrían para sacar jugado cada balón y; el francés por desconcentración, el catalán por falta de velocidad, sufrían para frenar las acometidas del club rojiblanco. Finalmente el centro del campo del Valencia colaboraba con que el Atlético de Madrid fuese superior, pues Tino Costa tácticamente no es buen jugador, y Topal ni estuvo colocado ni certero en el pase.

Con estos ingredientes el partido no pudo tener otro guión dominio los 90 minutos del Atlético de Madrid que se adelantó tras un fallo de concentración de Adil Rami que permitió que Diego recuperase un balón que tenía perdido y pusiese un balón perfecto a Falcao, que prácticamente con poner la cabeza le valía para inaugurar el marcador. De aquí al final de la primera parte el Atlético de Madrid siguió dominando el partido aunque a diferencia de la segunda parte el dominio fue territorial y, secó al Valencia con una colocación perfecta, presionando la salida del balón y reduciendo los espacios entre los jugadores, una red perfecta que los jugadores del Valencia solo intentaban superar con balones en largo a los extremos, insuficiente para desmontar una red defensiva tan bien tejida.

Las únicas veces que el Valencia llevaba cierto peligro era en las jugadas a balón parado. Precisamente en una de ellas, con el tiempo cumplido de la primera parte, Rami cabeceó un córner para que Jonas apareciese en el segundo palo y empujase el balón para empatar el partido.

Pese al empate con goles, que era un resultado muy positivo para el Valencia, las sensaciones eran negativas desde el punto de vista futbolístico, y, si se reponía a ese gol psicológico, la posibilidad de que el Atlético de Madrid consiguiese vencer el partido era alta.

Empezó la segunda parte y los peores presagios para el Valencia se hicieron realidad, el Atlético anotó en una jugada a balón parado y consiguió olvidar el gol del descuento. A partir de ahí dominio mas aplastante que en la primera parte, el Valencia tenía todavía menos salida de balón y regalaba balones a los jugadores rojiblancos. En una de esas pérdidas de balón, de Topal, Adrián, en un duelo de velocidad que parecía el de una liebre contra una tortuga, consiguió deshacerse de Víctor Ruiz y cruzar el balón para hacer estallar a la afición del Atlético de Madrid. Pero, aun quedaba más fiesta en la ribera del Manzanares pues Falcao anotó uno de los goles de más bella factura en los que va de temporada, se libró de dos jugadores rivales, dejo atrás a un otra vez lento Víctor Ruiz y pegó un zarpazo que se coló por la misma escuadra de la portería defendida por Diego Alves. 

Los cambios de Emery llegaron tarde y no cambiaron el rumbo del partido, la única esperanza fue ese último gol de Ricardo Costa que dejo en 4 a 2 el marcador final, un resultado inmerecido para el gran partido del Atlético de Madrid pero que castiga los erróneos cambios que realizo Simeone dando a entender a su equipo que había que conformarse con el resultado, cuando ante este noqueado Valencia se podía haber buscado anotar más goles.

Mestalla espera…

Mario Sánchez Martínez

@msyem