Amor por el fútbol
Todo comenzó, ¿quién sabe? con 3,4,5 años. No recuerdo exactamente mis primeras experiencias con un balón.
-Mamá. ¿cuándo jugué por primera vez al fútbol?
- No lo sé hijo .¿Por qué? Quizás tendrías 6 o 7 años cuando te ibas con el equipo de papá a entrenar.
- No me acuerdo. ¡Ah ! ¿Y recuerdas cuando jugábamos papá, tu y yo en la portería del huerto?
- ¡Sí hijo! ¡Cómo disfrutabas! Siempre querías terminar pronto los deberes para salir a jugar antes de que anocheciera. Ya desde pequeñito se te veía venir. ¿A qué vienen tantas preguntas?
- Porque me he dado cuenta mamá de que amo el Fútbol.
- ¡Oh dios mío! Hijo estás loco.
- Tú no lo entiendes.
Y así es, nadie nos puede entender a todos aquellos que sentimos lo que sentimos por este deporte . A los que hacemos lo que sea por jugar, a los que renunciamos a tantas cosas por ver o jugar partidos, a los que lloramos cuando un gol o una gran victoria nos toca el corazón … El fútbol es amor porque; el amor por definición es: conjunto de sentimientos que ligan una persona a otra, o bien a las cosas, ideas, etc. Como el fútbol hace sentir a tantas personas, las hace creerse especiales, tiene la capacidad de emocionar a la gente, entonces, en el fútbol hay amor, amor por este deporte. EXISTE AMOR EN EL FÚTBOL.
Para mí el fútbol empezó como una diversión de niño, algo que me hacía estar ocupado mientras duraban entrenamientos y partidos, en definitiva como un pasatiempo. Iba, entrenaba, me reía con mis amigos, marcaba goles, los celebraba, y a veces ganábamos y éramos felices ,cuando no , no importaba seguíamos siendo felices. Y esa creo que fue una de las claves por las cuáles este deporte significa tanto para mí. Desde niño siempre orienté la práctica de este deporte como mera diversión, gracias sobre todo a la gran labor educativa de mis padres y de algunos entrenadores, que en ocasiones eran la misma persona. Creo que esto es fundamental para el niño, para que su experiencia con este deporte sea lo más positiva posible, que su entrenador priorice valores como esfuerzo, trabajo y sobre todo aprendizaje, y en casa los padres enfoquen este deporte como un entretenimiento. De esta manera es, como el niño podrá experimentar los valores positivos de la práctica deportiva.
Es así como en mis etapas benjamín, alevín, infantil y cadete fui forjando una profunda pasión por este deporte. Mis amigos y familiares cercanos lo definían como una pasión impropia de un niño de esa edad. Era capaz de sentarme en el sofá para ver un partido de fútbol en televisión , salir de casa para jugar al fútbol sala con amigos, volver a casa y de nuevo ver otro partido, y al día siguiente partido de liga. Eso fin de semana tras fin de semana. Actualmente y desde hace ya unos años es imposible para mí pasar un fin de semana muy distinto a ese tipo. Para mí el fútbol ahora es una droga, que nunca podré abandonar, porque no sólo disfruto con él, también siento y amo, amo lo que hago, a la gente que me rodea tanto dentro como fuera del campo y amo a mis ídolos, y todas las personas necesitamos sentir, todas necesitamos amar.
Otra de las cosas que mejor sensación me dejaba el jugar a este deporte es que, cada fin de semana lograba hacer varios amigos del equipo rival, y los sigo haciendo. Es muy agradable poder salir a la calle y encontrarte con chicos de uno y otro equipo, poder saludarles y que se alegren de verte de nuevo. Además de los amigos que he hecho en todos los equipos en los que he jugado, ahora muchos de ellos son algunos de mis mejores amigos.
No he de olvidar tampoco, aunque sea difícil verlo la cantidad de cosas que he podido aprender con este deporte, y no solo estoy hablando de habilidades técnicas o conocimientos tácticos. Con este deporte, he aprendido a ser solidario, a comprender a la gente, a respetar más a las personas, a ser fuerte ante momentos duros, a disfrutar los momentos dulces, a ser valiente y competente, a ser empático… Todo esto, digo que es difícil de ver al principio, pero con el paso de los años te vas enfrentando a situaciones en la vida que antes has vivido, se te vuelven a presentar y tú estás más preparado para ellas. Quizá sean semejantes y se puedan equiparar a los que vives en el campo con distinta repercusión e importancia, evidentemente.
Actualmente sigo jugando al fútbol y no creo que pueda dejarlo jamás, porque sigo aprendiendo y disfrutando de él, y por supuesto, no deja de sorprenderme la capacidad que tiene para hacerme sentir a mí y a todas las personas que interactúan con él.
Pero si es así, si el fútbol como puede serlo otro deporte tiene esa gran labor educativa de la que hablo, si tiene la fuerza de mover a tantas personas que son capaces de sentir y emocionarse con él, si el fútbol al fin y al cabo es portador de amor ¿Por qué la violencia en el fútbol?
Creo que es necesario que exista cierta agresividad en este deporte para que los equipos sean competitivos, es decir, el fútbol es un deporte de contacto y como tal, requiere además de unas adecuadas cualidades técnico-tácticas el empleo de capacidades físicas como la fuerza para disputar el balón al adversario. Pero de ahí a la violencia y la agresión que en ocasiones suceden hay un mundo.
No se puede permitir sobrepasar cierto nivel de agresividad y para ello están los jueces de éste deporte, los árbitros y las instituciones deportivas, que son quiénes deben poner ese límite entre agresividad deportiva y violencia y agresión. Pero no sólo con eso basta, es decir, creo necesaria una implicación de todas las personas que interactúan con la práctica de este deporte, hablo de una cooperación activa entre padres, entrenadores, directivos y jugadores para que se priorice el fair-play . Pero ello no es fácil, muchas veces las metas de unos van en contradicción con los objetivos y expectativas que tienen otros en cuanto a este deporte y por ello sería primordial unificar a todas las partes hacia una misma finalidad. Por ejemplo, en fútbol base se dan situaciones en las que el entrenador quiere ganar partidos a toda costa para situar a su equipo lo más arriba posible y para ello no le importa cómo se hagan las victorias si no que se hagan.
Y puede ser igualmente que los padres de los chicos de ese equipo lleven a sus hijos a jugar al fútbol por diferentes motivos: unos tendrán unas altas expectativas en cuanto al futuro de su hijo en ese deporte, otros priorizarán los valores más importantes en éstos niveles como son esfuerzo y aprendizaje, otros no apoyarán a su hijo… En este caso hay quién va en la dirección adecuada en la que se debe enfocar el deporte a estos niveles (metas de maestría) y otros por otro lado, optan por una profesionalización incoherente del deporte priorizando resultados y obviando lo importante a estas edades (metas de resultado). En este caso creo interesante el trabajo que puede desarrollar un psicólogo en un club.
Por otro lado está la violencia fuera del terreno de juego, es decir, la que se da en las gradas entre aficionados de equipos rivales, de aficionados hacia su equipo, hacia el árbitro… Aquí son muchas las causas, condicionantes y consecuencias que se pueden dar para llegar a este tipo de conductas, que no son objetivo de estudio de este artículo, sólo decir que es lamentable y me pone muy triste. Toda esta violencia en torno al deporte, es una enorme mancha que desluce el brillante vestido blanco que es el mismo.
Hemos visto la fuerza de este deporte para educar y hacer personas por los valores positivos que transmite así como la de connotaciones negativas que tiene la existencia de un alto nivel de agresividad y violencia en el mismo. Pero bajo mi punto de vista ¿No crees que el amor por y en este deporte supere por goleada a la violencia y la agresión?
Si no crees lo mismo que yo, que llevo jugando y viendo fútbol más de 10 años día tras día, te animo a que lo hagas y lo experimentes por ti mismo/a. Porque en estos 10 años, he vivido momentos de todo tipo, he visto todo tipo de situaciones, pero siempre he sabido y he podido aprender a valorar aquellas que me hacían crecer como persona y aprender. Si el fútbol es enfocado así, es la forma más bonita y divertida de educarse, aprender y hacerse persona.
Si no crees que existe amor en el fútbol, te desafío a que al menos te lo plantees, y te preguntes seriamente si las situaciones en la vida real son similares a las que se dan en el fútbol. Yo creo que así lo es, que existe un importante paralelismo entre la vida y el fútbol, que los sentimientos experimentables en una y otra situación son equiparables en sus distintos contextos, que la amistad que se forja entre compañeros de un mismo equipo cuando se va hacia la búsqueda de un objetivo común es similar a la que se tiene con un amigo en la calle , que el dolor de perder un partido es semejante a una decepción en la vida, que el ser fuerte en momentos difíciles dentro del campo y saber sufrir te ayudan a ser fuerte fuera de él, y por supuesto, el amor es algo que nunca se debe abandonar en este deporte al igual que debe ser fuera de él, porque el amor y la pasión son necesarios para vivir.
Cómo vas a saber lo que es el
amor si nunca te hiciste hincha de un club.
Cómo vas a saber lo que es el
dolor si jamás un zaguero te
azotó la tibia y el peroné.
Cómo vas a saber lo que es el
placer si nunca ganaste un
clásico barrial.
Cómo vas a saber lo que es la
humillación si jamás te hicieron un caño.
Cómo vas a saber lo que es la
amistad si nunca devolviste una pared.
Cómo vas a saber lo que es un
orgasmo si jamás diste una
vuelta olímpica de visitante.
Cómo vas a saber lo que es el
pánico si nunca te sorprendieron
mal parado en un contragolpe.
Cómo vas a saber lo que es
morir un poco si jámas fuiste a
buscar la pelota adentro del arco
Cómo vas a saber lo que es el
insomnio si jamás te fuiste al descenso.
Cómo vas a saber lo que es el
odio si nunca hiciste un gol en contra.
Cómo vas a saber lo que es la vida,
si nunca, jamás, jugaste al fútbol.
Amo el fútbol en cada momento en que juego o veo partidos, en el momento en que mi compañero falla y todo el equipo acude a animarle, en el momento de éxtasis de un gol importante , en el momento previo a un partido importante, en el momento en que saltas al campo con las ganas de que el balón empiece a rodar, en el momento en que te superan y llega un compañero en cobertura a ayudarte, en el momento del abrazo con tus compañeros antes de un partido, en el momento en que Iniesta hizo feliz a toda España …
¿Son esos momentos tan distintos a la vida?
Javier Madrid Pedreño
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