Mesut Özil, el zapador del Bernabéu
Aterrizó en Madrid con
la timidez característica de una cultura poco propensa a
exteriorizar sus sentimientos. Llegaba a España tras ser la
revelación de la Bundesliga, el esperado sucesor de Diego en Bremen
y firmar un sobresaliente Mundial en Sudáfrica. Aun teniendo
veintiún años se había erigido como la luz de la Mannschaft y el
abanderado de una generación germana muy ilusionante con los
Khedira, Müller o Götze como compañeros de armas.
En el Madrid comenzaban a
esgrimirse las primeras excusas para difuminar el desilusionante
primer año del otrora Balón de Oro, Kaka'. Cada domingo de partido
en el Santiago Bernabéu se esperaba la resurreción del brasileño
pero terminó alargándose hasta convertirse en un eterno “Quizá
en el próximo”.
Y el nuevo Real Madrid de
José Mourinho necesitaba alguien que precipitase el juego de ataque,
un hombre que fuese capaz de convertir las filtraciones en forma de
pase, bien alto bien raso, de Xabi Alonso en vertiginosidad, imprimir
velocidad a un esférico que rodaba demasiado manso por el tapete
verde del Bernabéu. Mesut Özil llegaba para cumplir esa tarea: ser
el zapador que requería Mou.
Los zapadores son parte
vital de cualquier ejército del mundo, ingenieros que deben socavar
las defensas enemigas para hacer más fácil los movimientos de los
compañeros. Al igual que Özil. Su particular trinchera son los tres
cuartos de campo, entre la retaguardia y el grueso de la tropa
enemiga, en el terreno donde se derriban las altas murallas, en el
mismo lugar donde en un campo de fútbol se fabrican los sueños y
donde los latidos del público comienzan a atropellarse. Irregular
como todos aquellos jugadores de técnica sublime, siempre dispuesto
para tender la trampa perfecta a la zaga rival, visualiza las grietas
y puntos débiles de sus contrarios, preparado para desgarrarlos con
un pase de precisión milimétrica. En el fragor del combate a Mesut
no le tiembla el pulso.
Toda escuadra, todo
ejército, requiere una mente pensante que ponga cabeza en un fútbol
moderno abocado a la velocidad sin sentido y al regate por
egocentrismo. El alemán es junto con Xabi Alonso el cerebro del
conjunto blanco pero, sin embargo, es el único zapador en el que
José Mourinho confía plenamente.
El autor del último
pase, el encargado de minar presiones agobiantes, sajar justamente en
el talón de Aquiles de cada enemigo, el poseedor de una zurda
pluscuamperfecta, el zapador del Santiago Bernabéu, Mesut Özil.
Dani Rivera
Categoría: Liga BBVA, Real Madrid
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