APOEL - Real Madrid: El triunfo de la hipocondría
Decía Benjamin Franklin que la alegría
es la piedra filosofal que todo lo convierte en oro. De oro fue la
victoria del Real Madrid ante un APOEL que supo plantear al conjunto
blanco un partido lento, cediéndole la batuta del juego a la par que
las bandas y centrándose en la defensa interior. La alegría la
aportaron dos brasileños un tanto cuestionados en las últimas
jornadas, un Marcelo que puso en evidencia las carencias de Coentrao
y un Kaka' que interpretó a la perfección el rol que le otorgó
Mourinho desde una posición que le es algo ajena, la banda
siniestra.
Y si de nombres propios se habla,
obviamente también se ha de añadir el de Nuri Sahin. El turco
ganaba la partida a Esteban Granero y se hacía un hueco en el once
para cubrir la baja por sanción de Xabi Alonso al lado de Sami
Khedira. Prueba de fuego para un jugador que ilusionó con su fichaje
pero que únicamente había disputado hasta ayer seis partidos con la
elástica merengue, cuatro de ellos como titular.
Además, José Mourinho continuó
apostando por juntar a Benzema y a Higuaín tras el buen partido de
ambos ante la Real Sociedad. Özil y Cristiano
Ronaldo en su posición habitual conformaban el ataque blanco. Fabio
Coentrao en el lateral zurdo fue otra de las novedades que planteó
el técnico luso para que se uniera al binomio Arbeloa – Khedira e
impidiesen entre los tres las transiciones ofensivas del APOEL.
Por parte local, Ivan Jovanovic debía
lidiar con la sensible baja del eléctrico Manduca. El técnico
serbio planteó un 4-4-2 inadaptado a las cualidades del Real Madrid y sin marcajes específicos al hombre. Todas las opciones de crear
peligro al conjunto blanco pasaban por las botas del siempre
peligroso Ailton, escudado por el hiperactivo Ivan Tričkovski.
Jovanovic presentó un 4-4-2. En la imagen, las dos líneas de cuatro del APOEL. |
Se presentaba un partido espeso, sin ritmo, y realmente así terminó siendo. Gonzalo Higuaín, más que crear espacios para habilitar a Benzema y Cristiano, escorados en banda, estorbaba. Sus movimientos restaban espacio por dentro mientras que el Real Madrid no conseguía amplitud por bandas, aún cuando el APOEL se limitó a defender por dentro y prácticamente regaló las alas. Arbeloa y Coentrao tampoco ayudaron demasiado para que la escuadra blanca consiguiese profundidad.
Una persona hipocondríaca es aquella que al menor síntoma piensa que ha contraído una enfermedad grave. Frente al conjunto chipriota, José Mourinho lo fue. Tras un mes en el que el juego del Real Madrid ha dejado de brillar, decidió tomarse cinco aspirinas cuando en realidad únicamente necesitaba una.
Tras el descanso el técnico luso consiguió solventar la poca proyección de laterales y el atasco que provocaba Higuaín. Dio entrada a la alegría que se tornaría en la piedra filosofal a la que se refería Benjamin Franklin, Marcelo y a Kaka' por Coentrao y el citado delantero argentino y todo cambió. Benzema y Cristiano Ronaldo se establecieron como falsos nueves, dotando de mayor dinamismo al ataque del Real Madrid, el '8' blanco intentó algo que nadie había aportado en todo el partido, desborde, y Marcelo y su omnipresencia hicieron volcar la mayor parte del juego merengue hacia la banda siniestra.
José Mourinho consiguió corregir a tiempo su error en el planteamiento inicial. Los goles de Kaka' y los dos tantos de Benzema curaron a un enfermo que no estaba tan grave como parecía. Un par de variaciones y el Real Madrid selló prácticamente la eliminatoria. La alegría lo cura todo, hasta la hipocondría.
Categoría: APOEL, Champions League, Real Madrid
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