Segunda B, una división sin futuro

En el año 77 se creó la Segunda División B. Entonces nacía lo que estaba destinado a ser el paso intermedio para los futbolistas y una categoría que iba a promocionar a los más jóvenes. La idea empezó con buen pie. Se hicieron dos grupos de 20 equipos. Todo controlado. En la temporada 86/87 se reduce todo a un grupo. Sería transitorio. Un año más tarde se multiplicó la categoría hasta los 80. Casi nada. Y así, hasta hoy. Ahora, si no se plantea una estructuración, la categoría tiene las horas contadas. Empezó la cosa con algún retraso. Le siguieron las denuncias de los futbolistas. Algo más tarde desembocó todo en encierros. Hoy, la noticia es que los equipos desaparecen. Y lo hacen a mitad de temporada. En un año natural, tres para empezar. Cerro de Reyes y el próximo fin de semana, Poli Ejido y Sporting Villanueva. Todo ante la pasividad de Federaciones y algo más.

En lo que me toca, esta semana hemos vivido un momento esperpéntico en Extremadura. El viernes 13 se celebró la gala del fútbol regional. Presentes, Ángel María Villar y Vicente del Bosque. La cara A del fútbol. La flor y nata. Para los periodistas, ávidos de personajes de renombre por estas lides, era obligatorio preguntar por el modesto fútbol extremeño. La respuesta del máximo mandatario del fútbol español fue contundente: “hemos hecho todo lo que hemos podido”. Después terminó esquivando el gancho con un, “en breve vendrá La Roja a Extremadura”

Tan sencillo y difícil de creer a la vez. Mientras tanto, los problemas del día a día poco importan. El domingo, el Sporting Villanueva no se presentaba al Nuevo Vivero en Badajoz. El segundo capítulo bochornoso se vio en Villanueva de la Serena. El Poli Ejido llegó con tres fichas del primer equipo y el resto, juveniles. Evidentemente no pudieron jugar.

El miércoles llegaron las sanciones. Pierden sus partidos por 3 a 0. Al Sporting Villanueva le quitan tres puntos y de paso, una multa de 3.006 euros. Lo mismo que al Poli.
Y, ¿ahora? Pues llegará el domingo que viene y el espectáculo volverá a vivirse. Como si de un déjà vu se tratara. Sin partidos y sin sanciones ejemplares. Los dos equipos ponen punto final a su trayectoria y aquí paz y después gloria.

Pero no son los únicos en apuros. El Sp. Mahones tiene lo suyo. En la Lemona deben cinco meses a sus futbolistas. El Palencia se agarra a lo que puede para seguir subsistiendo. Lo mismo que el Sanse. Y es sólo la punta de un iceberg que podría ser como el que hundió al Titanic, gigantesco.

El problema es que esto viene dado por los impagos y por la estructura de la categoría. Una categoría con 80 equipos donde ha habido futbolistas cobrando auténticas barbaridades. Basta con mirar lo que cobraba un tal Javi Moreno en el Córdoba. Entonces era la época buena. Donde se gastaba sin reparo. Hoy, el que sembró vientos recoge tempestades y, mientras en otros deportes sobreviven, en el fútbol hay que hacer un rescate absoluto.

La solución no la tengo yo. Pero no es descabellado pensar en un aval. Algunos ponen el grito en el cielo, pero en el basket pasa. Y el que no pueda, pues tendrá que ser menos ambicioso y salir en tercera. Evidentemente habría que volver a los dos grupos. 40 equipos para buscar una plaza en Segunda División. Una segunda que no se salva de los problemas. Tampoco la mejor Liga del Mundo. De los 23 clubes europeos en concurso de acreedores, 22 son españoles. Datos para sentarse y pensar hacía donde va este deporte. De momento no hace falta porque, tranquilos “que pronto llegará La Roja”.

 

@jm_maldo

Jose Mª Maldonado