Cuando se retire, nada será lo mismo

El Fútbol Es Nuestro | 18:39 | domingo, 2 de diciembre de 2012 | 0 comentarios |


Cuando parece que lo hemos visto todo, que ya no quedan récords por batir, goles por presenciar o jugadas para disfrutar, Leo Messi te vuelve a sorprender. Volvió a hacer una exhibición (otra más) frente al Athletic Club de Bilbao. No solo marcó dos de los cinco goles del equipo que le sitúan a tan solo uno de Müller, si no que empezó la jugada del gol de Adriano y en el minuto 90 bajó a defender en una jugada ofensiva de los "leones". 

Dejando de lado quién ganará el Balón de Oro, da igual si Messi no lo gana. De acuerdo, muchos hablarían de injusticia (si no lo gana alguien que puede batir el récord de goles histórico en un mismo año apaga y vámonos), de que no superaría (por ahora) a Platini y Cruyff... Pero la realidad, y eso lo saben todos los aficionados del mundo futbolístico, es que cuando Messi se retire, dudo que veamos algo igual. 

Está claro que todos opinaban lo mismo de Maradona, de Pelé, de Ronaldinho, de Cruyff... pero ninguno de todos estos jugadores fue tan regular a lo largo de toda su carrera. Leo Messi lleva nueve años siendo un magnífico jugador. Incluso cuando Ronaldinho, Eto'o y Deco estaban por encima, Messi hizo aquel gol frente al Getafe, el hat-trick al Madrid en el Camp Nou y muchas más proezas. Desde la llegada de Guardiola y ahora con Tito, Messi hace números de extraterrestre. Sus cifras goleadoras asustan y ayudan a que este Barcelona sea el equipo más goleador de los últimos 60 años. Guardiola fue el artífice de que Messi sea ahora quien es. Él fue quien puso al astro argentino en la posición de falso nueve, dónde tiene vía libre para campar por sus anchas y definir, que es lo que mejor sabe hacer. 


Messi es un ejemplo, además, para los más jóvenes. Es un jugador modélico en el terreno de juego (aunque se le achaque las discusiones con Villa, algún roce con algún defensa y un pelotazo a la grada del Bernabéu) y fuera de él. Nunca destaca su labor, es autocrítico y siempre agradece la ayuda de sus compañeros. Pero lo más bueno de Messi es la regularidad. La "pulga" ha conseguido que se hable de crisis goleadora cuando no marca en tres partidos. 

Es improbable que alguno de nosotros vea un jugador como Messi, que noche tras noche haga una exhibición, que marque sin piedad, que siga con hambre pese a ser el mejor y ya ser leyenda. Todos saben que si no gana el Mundial no será por su culpa, si no por falta de equipo. Cada noche, en el Barcelona, sorprende con algo nuevo. Cuando coge la pelota, todos atienden, se huele el peligro, se masca la tragedia para el portero rival. Las combinaciones con Iniesta, Xavi, Alves o Cesc son endiabladas, a una velocidad de vértigo y de una precisión milimétrica. Con su zurda, con la diestra, de cabeza, con el pecho, de falta... Messi no tiene límite de recursos y nos ha deleitado con goles de todos los colores. Lleva 21 ya en 14 jornadas. Una barbaridad. ¿Recuerdan cuando Eto'o o Forlán, con 27, eran pichichis? 

Messi es extraterrestre, y lo mejor (o lo peor) es que el sigue trabajando como el que más, sin (eso aparenta) darse cuenta de lo que es: el mejor futbolista del momento y quizás de todos los tiempos. Cuando se retire, podremos decir que lo hemos visto todo. 

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