El pentagrama

El Fútbol Es Nuestro | 15:15 | miércoles, 22 de febrero de 2012 | 0 comentarios |


 Existen notas musicales que mueren en silencio, precipitadas por el vacio de un oído egoísta. Sin embargo, a veces se produce la dulce melodía con el impacto de un verso. Aquellas valientes son las que llegan a caer sobre el regazo de un pentagrama. Cinco líneas horizontales sobre las que se dibuja un porqué, un destino por ser realizado. Mejor o peor, pero es curioso que siendo el mismo lenguaje pueda resultar distinto en tus manos o en las mías, cuestión de sentimiento, vivencias sentidas.

Al igual que esas notas, hay individuos que comparten su preocupación por no llegar nunca a exisitir o por el contrario, convertirse en obra que sólo un maestro puede renombrarlas como maestras. Individuos valientes o valientes que prefieren vivir en las sombras. Es cuestión de filtrar tus miedos y decantarte por un bando u otro, por permanecer callado o arriesgarte a ser verso. El Villarreal conjuga en soneto el flequillo rebelde de un tal Diego López.


Treinta años y un seguro de personalidad bajo los palos. El gallego es uno de esos daños colaterales que Casillas indirectamente y a golpe de “milágros” relegó a no tener apenas protagonismo en la casa blanca. Un remanente de “la fábrica” que tras cuatro años de idilio casi imposible con el Real Madrid decidió abandonar el banquillo para probar suerte bajo los palos. Apostó por ser melodía y no ser silencio. Quería ser y es, portero en primera línea de fuego.

Sus inicios en Villarreal, tampoco fueron de esos de película romántica en las que se presupone el final desde el primer frame en el que ves a chica guapa mirar con “locura colegial” al chico malo. El deseo estaba, el amor llegó después. Su primera temporada en el club castellonense, resultó difícil pues volvía a ser sombra, pero esta vez de Sebastián Viera. El tiempo, el esfuerzo y el silencio del trabajo hicieron que Diego fuera nota sobre pentagrama. Finalmente hubo música, ese año 2007 acabaría con el reconocimiento de UEFA, estábamos ante el portero revelación del campeonato español.

Las cuatro siguientes temporadas le convierten en un fijo para todos los entrenadores que pasan por la disciplina del club castellonense, le convierten en su principal director de orquesta, el encargado de alinear las notas, el responsable de trasladar la mediocridad hacia la calle de las obras maestras. Tan cerca estuvo de conseguirlo, que acarició el cielo de Europa una noche de Abril del 09 contra el Arsenal. Aquella no era la noche, aquel no era el momento. La composición sonó desafinada.

Dos años después, la segunda mejor competición de clubes le reservaba con sabor amargo una nueva cita para la historia, pero otra vez más le fue esquiva. El Porto de Andrés Villas Boas, Falcao, Hulk o Guarín entre otros le bajaron de la nube. Otra vez más, el pentagrama se torció.

De la selección nacional entró y salió a la sombra de una de las mejores generaciones de porteros de la historia de “la roja”. Lo que no le ha impedido ser bronce en la pasada Copa Confederaciones con España.

Una nota musical que se cansó de esperar a ser descrita por la mano de algún compositor romántico y que prefirió dibujarse a sí misma sobre un papel en blanco que hoy en día está lleno de vivencias y sentimientos que son gracias a que un día alguien se atrevió a soñar con ellos. Las sombras son un buen refugio para quien ha nacido para guarecerse del frio de fuera, pero malas consejeras para quien busca sonar sobre el pentagrama.

Fernando Sosa
 @fernandosb9

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