A lo mejor Carlos tenía razón. La temporada del Espanyol

El Fútbol Es Nuestro | 12:27 | lunes, 28 de mayo de 2012 | 0 comentarios |


Sorprenden las palabras de Kameni porque no se puede decir que el Espanyol tiene poca ambición, en absoluto. Sólo hace falta ir los domingos al estadio para comprobar nuestra fuerza” Así respondió Ramón Planes a Carlos Kameni, en Mayo del 2011. Cerró el micrófono con un breve estallido acústico, se levantó con paciencia, esforzándose en no hacer ruido al mover la silla, sonrió a los allí presentes dirigiéndoles una mirada esperanzadora, y se fue. Se fue sin más. Ramón dictó sentencia, y a mi me había convencido. Pasó el verano, y no olvidé aquellas palabras de nuestro director deportivo, que han sido durante esta temporada un eco continuo jornada tras jornada.

Fui religiosamente el domingo a Cornellà, cumpliendo el precepto que Ramón Planes me había inculcado. Era el primer partido en casa, contra el Athletic de Bielsa, él que fuere compañero nuestro en un breve viaje y marcó el camino a Mauricio, sin duda Bielsa era para mí maestro de maestros. Miré pausadamente a la grada, deteniéndome y observando con suma atención los rostros de los aficionados espanyolistas. Buscaba lo que Ramón me dijo aquel día en la rueda de prensa. Durante la búsqueda encontré muchos rostros alegres, pero no era suficiente. Encontré rostros optimistas, pero tampoco era lo que buscaba. Por fin hallé el rostro tan esperado, estaba situado entre el gol y la tribuna, era un aficionado joven, sonriente como todos, vestido con el atuendo completo de un periquito, su bufanda era la de la final de Glasgow, y vibraba como nadie en cada ataque de Sergio García, en cada pase de Álvaro y en cada rematé de Thievy. Un aficionado con ambición. La verdad no sé como se llama, pero decidí bautizarle como Dani, los motivos de este nombre prefiero guardarlos en la intimidad. Ya tenemos a los tres protagonistas de esta historia Carlos, Ramón y Dani, sin duda Ramón tenía razón, Dani se la había dado, solo hace falta ir los domingos al estadio para comprobar nuestra fuerza.

Carlos se había equivocado con sus palabras, o eso pensaba yo. La historia se repitió cada domingo, Dani seguía en su asiento, vibrando como siempre, y sufriendo como nunca, y mantenía la esperanza de que su equipo acabase esa temporada en Europa, o al menos que tuviera esa ambición.

El artículo se tendría que a ver acabado aquí. En enero toda iba según lo planeado, el Espanyol luchaba por puestos europeos, alcanzando incluso la cuarta posición, y Dani estaba emocionado, durante la semana apenas podía contener las ganas de volver a Cornellà para ver a sus hombres luchar por el premio que él tanto ansiaba. Ramón sabía la ilusión de Dani, y por eso decidió traer a Coutinho, un mago del otro lado del atlántico, a Uche y a Victor Sánchez, y asegurarse de esta manera que Dani, este año, no se iba a quedar sin nada. Además Ramón se dio cuenta de que Carlos ya no tenía nada más que aportar al Espanyol, y decidió enviarlo un poco más al sur, a Málaga, y acabar, de esta manera, con la trifulca que habían iniciado, y que él, Ramón, había salido como vencedor.

Pero de repente y sin previo aviso todo empezó a complicarse. Pochettino sentó a Romaric en la banqueta, aquel que fuese pieza clave para las primeras victorias tuvo que ver sentado el hundimiento de un sueño que parecía tan cercano. Dani pensó que Mauricio tendría sus motivos. Weiss cada vez salía menos al campo, “no debe estar bien físicamente” defendió Dani. Verdú ya no era el de antes, y Galán parecía que había perdido el norte. Se enteró por terceros que les habían quitado a los jugadores los incentivos económicos por victorias, “mejor, así ahorramos que estamos en crisis” eso se lo dijo a su padre, mientras desayunaban un domingo por la mañana.
Perdieron contra el Zaragoza, colista, empataron contra el Getafe y perdieron contra el Levante y Madrid. Él intuía, y con razón, que el problema era el físico, por eso no entendía como Pochettino podía jugar los partidos con la dupla Baena-Cristian Gómez, dos jugadores jóvenes, inexpertos y poco acostumbrados a aguantar este nivel de competición. Dani pensó que no era razonable que recayera sobre estos dos jugadores, el peso de las aspiraciones europeas y menos teniendo en el banquillo y en la grada a Romaric y a Javi Márquez respectivamente. Pero entonces recordó las palabras de Ramón Planes, y no perdió la fe, ni la ambición en su sueño europeo. Pero las domingos pasaban y una tormenta de derrotas inexplicables colapsaban el ascenso del equipo en la tabla de clasificación. Caían lentamente, jornada tras jornada, no pudieron con el Betis, ni contra el Málaga, cuando Carlos vino de visita y dirigió una tímida mirada a Dani y otra a Ramón. Tampoco consiguieron derrotar al Villareal, hundido en el fondo de la clasificación, ni a la Real Sociedad, y ni chutaron en la portería de Andrés cuando visitaron el Reyno de Navarra. La temporada llegaba a su fin y con ella el final de sus sueños europeos, las últimas jornadas cayeron contra Sporting y Granada. En aquel momento Dani dudó. Ramón no entendía que estaba pasando. Y mientras, Carlos Kameni, aquel que fue amigo de Dani y enemigo de Ramón, se clasificaba para la Champions, la máxima competición europea, la que Dani no se atrevía ni a pronunciar.

El último partido fue contra el Sevilla. Busqué a Dani entre los aficionados blanquiazules, que berreaban toda clase de inultos y abucheaban con un ruidoso estruendo a la directiva del Espanyol. Pensaba que se había quedado en casa, pero me equivoqué allí estaba Dani, sentado en su asiento entre la tribuna y el gol, él no silbaba, por el contario, miraba pacientemente el partido, mientras reflexionaba para sus adentros, si acaso el problema no era una falta de ambición. Recordó entonces las palabras de Carlos, que por un instante cobraron sentido: "Debemos empezar la campaña luchando por algo positivo, no por no bajar. Si te dicen que tienes que jugar para no descender te pones un límite, sí, pero es un límite muy bajo. Yo lucho cada día para borrar esta frase del contexto perico y decir que tenemos que entrar en Europa League o Champions. Yo juego para crecer cada partido y ganar cada domingo." Carlos no tenía miedo a pronunciar la palabra Europa, nadie le dijo a Kameni que era imposible que el Espanyol, con tan poco presupuesto, entrara en Europa, que el Espanyol era un equipo obligado a vivir siempre en la sombra de los grandes. Pero tampoco nadie se lo dijo al Levante. Por eso la temporada que viene Carlos y el Levante estarán en Europa y Dani volverá a su asiento los domingos, solo los domingos, porque entre semana juegan los grandes, y como dijo Joan Collet, consejero delgado del Espanyol, “con este presupuesto sólo podemos aspirar a no bajar a Segunda”. Pero, como decía Ramón, no se puede decir que el Espanyol tiene poca ambición, en absoluto. A veces Dani piensa que a lo mejor Carlos tenía razón.

Pablo Pagés

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