España tiene fútbol para rato
Rendimos nuestro particular homenaje a la selección española sub-19, que se proclamó este domingo en Tallin, ante Grecia, campeona de Europa de la categoría.
El equipo nacional absoluto constituye el eslabón final de una cadena futbolística cuyos engranajes son representados por las denominadas ‘Rojitas’, es decir, los combinados sub-21, sub-19 y sub-16, que tienen como misión formar competitivamente a futbolistas válidos para el primer equipo en un futuro a medio plazo. España siempre había contado con excelentes resultados a dichos niveles, lo que comenzó a refrendarse en 2008 con la Eurocopa conquistada por la absoluta, en lo que supuso el comienzo de un ciclo ganador que todavía pervive en la actualidad, pero que simboliza el fruto de un trabajo bien hecho durante muchos años con las selecciones inferiores. Es por ello que merece la pena paladear triunfos de tan buen regusto como el de este domingo, para poder así valorar en su justa medida el mérito que entraña su consecución.
Si nos detenemos a analizar el camino que han debido recorrer estos dieciocho chicos para conquistar el séptimo entorchado continental de la historia en la categoría, observamos, no sin perplejidad, cierto paralelismo con el trayecto que siguieron los hombres de Del Bosque para campeonar en Ucrania y Polonia. Llama la atención que, en ambos torneos, el primer partido de la fase de grupos y la final enfrentaran a los mismos contendientes –España-Italia en el caso de La Roja (1-1 y 4-0 fueron los respectivos resultados) y España-Grecia en el de La Rojita (2-1 y 1-0, respectivamente-). En cuanto a la sub-19, que es la que aquí nos ocupa, disputaba el segundo partido consciente de que su rival, Portugal, era la segunda favorita del grupo. Los nuestros llevaron la batuta durante muchas de las fases del choque -hat-trick de Jesé incluído- pese a lo cual los lusitanos se llevaban un inmerecido botín en forma de empate a 3 cosechado in extremis: en el último minuto y de penalti. En el tercer envite, a pesar de que los españoles estaban ya con la mente puesta en las semifinales, doblegaban 2-0 a la anfitriona Estonia, en un duelo que sirvió para dar minutos a algunos de los menos habituales, que certificaron un liderazgo de grupo del que se sintieron partícipes todos los futbolistas convocados por Julen Lopetegui que, aún siendo un entrenador muy joven, supo cuándo debía tirar de trabajo y en qué ocasiones tenía que dejar fluír el talento natural de muchos de sus jugadores.
Ya en Semifinales, Francia se presentaba como el desafío más difícil de acometer. No obstante, la fortaleza física de los galos y el hecho de que se adelantaran en el marcador no fueron óbice suficiente para que los nuestros lo volteasen, y sólo el segundo tanto en la cuenta particular del central del Lyon Umtiti en el descuento impedía un K.O técnico a cargo de los españoles Paco Alcácer y Gerard Deulofeu al término de los noventa minutos reglamentarios. Ya en la prórroga, de nuevo Alcácer, el revulsivo de aquel partido, anotaba la diana del 3-2, pero nuevamente los franceses lograban, cual boxeador agonizante que asesta un último croché a la desesperada cuando ya se encuentra en la lona, el gol que les daba oxígeno, obra del centrocampista de la Juventus Pogba. Lo que no sabían es que nosotros contábamos con el mejor portero del campeonato, un auténtico especialista en penalties, el quasi adolescente Kepa Arrizabalaga, de diecisiete años, que detenía los lanzamientos efectuados desde los once metros por Umtiti y por Condogbia y nos otorgaba un billete para la gran final contra Grecia. Ganar dos partidos ante el mismo rival en pocos días es siempre una misión harto complicada, que los nuestros cumplirían satisfactoriamente gracias a la obra de arte fabricada por Deulofeu y culminada por Jesé a menos de diez minutos para el final.
Pero merece la pena profundizar en todos y cada uno de los miembros del equipo que nos volvió a hacer soñar, exactamente dos semanas después de la consecución de la Eurocopa por parte de la absoluta. Se los presentamos de una manera similar a como lo haría Pepe Reina:
Porteros:
La araña mágica, el guardián de la portería, criado en Lezama y destinado a ser el sucesor del ‘Txopo’ Iribar en el Athletic, el que, con sus manos, nos otorgó el pase a la finalísima: Kepa Arrizabalaga.
Aguardando a que su competidor por el puesto de guardameta se tome un respiro para brillar con luz propia en la selección igual que lo hace en el Racing de Santander, Daniel Sotres.
Defensas:
Un histórico como el Deportivo no podía faltar a la cita de Estonia. Su representante juega como defensa central y se llama Pablo Insúa.
Que tiemblen Alves, Arbeloa y quien se ponga por delante, porque con tan sólo diecisiete ya juega con los que tienen dos años más que él. Se trata del lateral derecho del Celta Jonathan Castro Otto (Johnny).
Y hablando de niños, el yogurín de la selección. Parece que los biberones de la Masía tienen algo especial, porque con sus dieciséis añitos ya es el dueño de la banda izquierda: Alejandro Grimaldo.
Que en el Athletic jugara un futbolista negro era impensable hasta hace poco. Pues bien, tenía que llegar este chaval para arramplar con mitos y romper fronteras: Jonas Ramalho.
El central madridista que abrió el camino con su gol ante Grecia en la primera fase, de nombre extranjero pero corazón español: Derik Osede.
Cuando se hacen las cosas como es debido, los resultados no tardan en llegar al primer equipo y eso es lo que le está sucediendo al Levante. De momento, cuentan con un lateral izquierdo campeón de Europa sub-19: Iván López.
De sangre colchonera y pulmón incansable, cuando cala la bayoneta por la banda derecha y pisa línea de fondo sus rivales saben que están perdidos, pese a que en este campeonato sufriera una tempranera e inoportuna lesión: Javier Manquillo.
Centrocampistas:
Mediocentro atlético con una colocación impecable sobre el terreno de juego, siempre encuentra la solución fácil para oxigenar la salida de balón del equipo. Estamos hablando de otro que tuvo mala pata y cayó lesionado en semifinales: Saúl Ñíguez.
El chaval que cogió la mochila y se fue con el fútbol a otra parte. Desde Vigo hasta el City Stadium de Manchester hay un paso, según ha demostrado Denis Suárez.
Alguien tenía que reemplazar a Saúl para la final y ahí estaba uno del Betis para que no se notara su ausencia. ¡Sólo un verdiblanco podía proclamarse campeón de Europa estando presente en un único encuentro! José Antonio Delgado Villar (Nono).
Para dotar a La Rojita de gracejo, arte andaluz y, sobre todo, fútbol de seda, no podía faltar a la cita el media punta del Sevilla José Gómez Campaña.
¡Un niño al que bautizan por la serie de “Oliver y Benji” no puede ser otra cosa que buen futbolista! Es el mago del balón, el indio que lleva constantemente la pelota atada al pie y hace las delicias del espectador con sus medidos pases. No se llama Oliver Atton, sino Oliver Torres.
Delanteros:
La zurda de oro gaditana, la finta y el desborde que se mudaron de Cádiz a Anfield Road con quince años y que nunca caminarán solos: Jesús Fernández Sáenz de la Torre (Suso).
El mediapunta boquerón de la Costa del Sol, que debutó con dieciséis años y dos goles en la Romareda en Primera División: Juan Miguel Jiménez (Juanmi).
Su técnica depurada, su velocidad y su par de dianas hicieron trizas a los franceses en semifinales. No fueron la primera víctima ni a buen seguro la última de este valencianista que sirvió de revulsivo: Paco Alcácer.
Para hablar de este futbolista hay que quitarse el sombrero y creer en la magia. Si no, resultan inexplicables sus malabarismos con el esférico, así como sus carreras, driblings, asistencias y goles. Quién sabe si los que hablan de que es el sucesor de Messi no se están rasgando las vestiduras. Por lo visto en este campeonato, muy desencaminados no van. El significado divino de su apellido presagia a uno de los grandes: Gerard Deulofeu.
Qué decir del Bota de Oro y Balón de Oro de este torneo. ¡Si sólo le queda por ganar el Mojo Picón de oro a este canario que sueña con convertirse en el nuevo CR7! Cinco tantos lo contemplan, hat-trick ante Portugal y gol decisivo en la final mediante. Es el ‘killer’ vikingo Jesé Rodríguez.
Son los nombres rutilantes de dieciocho jugadores que han vivido su idilio veraniego convirtiéndose en los héroes de hoy, y que están destinados a ser las leyendas futbolísticas del mañana.
Miguel Fernández Páez
@miguelitomiente
Categoría: España
0 comentarios