Iba para crack y se quedó en... Sebastian Deisler

Dani Rivera | 14:10 | domingo, 1 de abril de 2012 | 0 comentarios |



Sebastian nació el 5 de enero de 1980 en la tranquila localidad de Lörrach, una ciudad de apenas cuarenta y ocho mil habitantes a pocos kilómetros de la Basilea, ya en Suiza. Hasta los quince, Deisler había jugado en equipos de poco nombre, como el Turmringen, Stetten y Lörrach. Entonces el Borussia de Mönchengladbach se fija en él y decide ficharlo para incorporarlo a las inferiores del histórico conjunto germano. Tras su debut con el primer equipo en 1998, Deisler comenzó a destacar por su excepcional calidad.

Durante su etapa en el Borussia, las lesiones comenzaron a hacer mella en el jugador de Lörrach. Aún así, en Mönchengladbach jugó diecisiete partidos de la temporada 1998-1999, anotando un gol.

El contrato con su club venció tan sólo un año después de haber debutado en la Bundesliga y el Borussia descendió esa temporada a la segunda alemana. En 1999, todos los clubes alemanes lo querían y, después de un verano muy movido, el centrocampista alemán terminó por decidirse por el Hertha de Berlín. Más de dos millones de euros y futuros incentivos fue todo lo que recibió el Borussia.

Con el Hertha jugó desde el 1999 hasta el 2002, cuando, 56 partidos y nueve goles después, el Bayern de Munich se cruzó en su camino. Todos veían en Deisler al sucesor de Stefan Effenberg, una mezcla entre el golpeo de David Beckham, la lucha de Edgar Davids y la exquisita técnica de Micoud, según apuntaban los entusiasmados medios alemanes. Pero fue entonces cuando comenzó, definitivamente, su particular calvario.

Sebastian se perdió el Mundial de 2002 por culpa de una ruptura del ligamento cruzado y ese fue el punto que marcó el declive del jugador alemán. Un año después de aquella lesión, comenzó a sufrir constantes depresiones por culpa de estar alejado de los terrenos de juego durante largos periodos de tiempo y requirió de ayuda psicológica para superarlo. Ese mismo año jugó incluso con el Bayern de Múnich II para tratar de recuperarse físicamente.

Fue campeón de liga con club muniqués en 2003 y en 2005 e incluso llegó a jugar a un buen nivel la Copa Confederaciones de 2005. Era un auténtico puñal por la banda, uno de esos extremos tan escasos últimamente, su nacionalidad era la alemana pero, para nada en absoluto, su juego se asemejaba al frío, casi gélido estilo alemán. No paraba de desbordar a los laterales, por dentro o por fuera, para centrar o para disparar a puerta, pero cuando parecía que iba a ser su año, que jugaría el Mundial en su propio país, en Alemania, en el verano de 2006, otra nueva lesión de rodilla acabó con todas sus ilusiones.

No pudo más, Deisler explotó en enero de 2007. Decidió poner el punto y final a una carrera de luces y sombras. Jugó 62 partidos con la elástica del Bayern y 36 con la selección germana. Su carrera se acabó hundiendo entre camillas de hospital y operaciones de rodilla, aquel excelente extremo, aquel fenómeno del esférico perdió toda la confianza en sus rodillas.

"Ya no juego al fútbol con alegría, no puedo hacer cosas a medias, eso es algo que no ayuda a nadie" En una intensa rueda de prensa, se despidió de todos, se despidió del fútbol. Se marchaba un perfil de jugador de los que la selección alemana nunca ha estado precisamente sobrada. Las lesiones y los problemas de salud mental de “Basti Fantasti” acabaron con su carrera deportiva a la temprana edad de 27 años recién cumplidos.

Dani Rivera


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