El "Trinche" Carlovich

El Fútbol Es Nuestro | 15:21 | lunes, 20 de febrero de 2012 | 0 comentarios |

Tomás Felipe Carlovich. Historia viva del fútbol argentino. Hijo de inmigrantes provenientes de Europa del Este, apodado El Trinche, ídolo popular en Rosario. En lo más alto del olimpo de la mitología futbolera, compatriota ciudadano de un tal Leo Messi, su figura ilustra las más memorables hazañas que la gente de Rosario recuerda. Sus vicios, su personalidad, un jugador tipicamente rosarino.



"No hay con quién compararlo. Lo que hace Messi e hizo Maradona, él lo tenía instalado"
  [Seguidor rosarino]

El protagonista de miles de historias, todas ellas amedrentadas con el paso de una boca a otra, una transmisión oral de mil y una vivencia que no hacen si no más que engrandecer  la leyenda del Trinche.
Indisciplinado, poco amigo del trabajo físico, con escasa voluntad de cara a los entrenamientos. Según la leyenda, insuperable en la habilidad para tirar caños, que su calidad era de un tamaño similar al de su rechazo por los entrenamientos, que fue mejor que D10S.

¨Yo creía que era el mejor jugador del Mundo, pero la verdad que desde que llegué a Rosario no hago más que escuchar que había uno que jugaba mejor que yo¨ [Diego Maradona a su llegada a Rosario en el 92, tras firmar con Newell's]

 Un mito viviente con tal sólo dos partidos en la primera argentina.

"Casi no jugó en Primera, porque no quiso".  [Carlos Aimar]

 Un superclase que tan solo era feliz cuando poseía el balón.

"Parecía que era la pelota la que lo llevaba a él. Hacía movimientos que iban en contra de la ley de la gravedad".  [Menotti]

Nacido en 1949 en el barrio de Belgrano, menor de los siete hijos que el yugoslavo Mario Carlovich produjo, tuvo sus primeros contactos de forma oficial con el deporte rey, a la edad de 14 años cuando su cuñado decidió llevarlo a Rosario Central. Todavía adolescente, el joven comenzaba a convertirse en una celebridad para la ciudad rosarina, donde lograba atraer a numerosos aficionados a los clásicos encuentros nocturnos que jugaba todavía con sus amigos en su barrio.   Zigzagueando entre clubes locales, una triste temporada con el Flandria bonaerense, donde apenas tuvo minutos le animó a tomarse un año sabático. Pese a tener debutado con Rosario Central en 1969, el amplio número de jugadores de la entidad le obligó a convertirse en jugador del Flandria. Allí el joven medio campista comenzó a demostrar aquellas excelsas cualidades que le habían convertido en ya un clásico del fútbol rosarino. Ante el apego hogareño que sufría, en 1972 decide pedir el transfer que lo envía a las categorías inferiores del Independiente de Rivadavia de Mendoza. Allí, luego de la excelente actuación en un memorable 5-1 frente al Inter de Milán, comenzará a escribir con sangre una historia que no hace más que engrandecerse cuando en 1973 regresa a Rosario, cuando se vincula con Central Córdoba.

Con los azules, Tomás Carlovich, se dibujaría como un clásico 5 argentino, medio centro, en este caso con una excelsa calidad para dominar el cuero. Espigado, escueto físicamente, parco en velocidad, fue la figura central, el eje de un Central Córdoba que en 1973 logró el ascenso a Primera B. Para entonces las ya numerosas exhibiciones del Trinche en el Gabino Sosa, habían logrado que los encuentros de su equipo sufriesen un seguimiento tremendamente inapropiado para un club de su categoría.



"Fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tienen como único juguete la pelota. La técnica que tenía lo convertía en un jugador completamente diferente. Era impresionante verlo acariciar la pelota, tocar, gambetear... Claro que, al mismo tiempo, durante su carrera no encontró reservas físicas que sostuvieran todas las condiciones técnicas que tenía. Es una pena, porque Carlovich estaba llamado a ser uno de los jugadores más importantes del fútbol argentino. No sé qué le pasó. Tal vez lo aburría el fútbol profesional. A él le gustaba divertirse y no se sentía a gusto con algunos compromisos". [Menotti]

"El mejor cinco que vi en mi vida, lo incluyo en mi once ideal". [José Néstor Pekerman]

La verdadera gran hazaña que provoca toda la leyenda del Trinche, se sitúa en 1974. 27 de Abril del 1974. En plena preparación de cara al Mundial de Alemania, la federación argentina pactó que la selección nacional realizase un encuentro amistoso en Rosario frente a un combinado formado por jugadores locales. El combinado rosarino, tal vez conformado por “la edad de oro” del fútbol en la ciudad, estuvo compuesto por 5 jugadores de Rosario y 5 de Newell's, entre los que figuraban gente como Mario Kempes o Carlos Aimar, y uno de Córdoba Central, Tomás Felipe. Carlovich. El combinado nacional sucumbió ante un sublime combinado local en el que el joven de Belgrano se destapó como la gran estrella.

"Tiré un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiré otro. Lo hacia seguido, aunque ese día la cancha se venía abajo. Fue la única vez que se abrazaban los de Newell''s y los de Central"  [El Trinche]

El partido de su vida. Al descanso los locales ya iban ganando por 3 a 0 al conjunto nacional. Ante las peticiones en el descanso del seleccionador nacional, Vladislao Cap, se que retirasen al Trinche de cara a la ovación, y evitar mayor sangría, en el minuto 60 Carlovich abandona el terreno de juego ante el delirio del público. La leyenda ya estaba escrita.

Los jugadores de la Selección Argentina se habían puesto nerviosos. Nos insultaban porque no les salían las cosas. Pero esos partidos son especiales. Capaz que jugás 200 y perdés todos. Aunque esa vez les ganamos 3 a 1″.  [El Trinche]

"Descubrí a Carlovich en un amistoso de la Selección Argentina que se preparaba para el Mundial de Alemania -y que yo también integraba- contra un combinado rosarino. Ese día la descosió. Tenía un dominio de la pelota y un panorama increíbles. Fue el mejor cinco que vi en mi vida". [Ubaldo Fillol]

Tras hacerse un hueco por primera en la publicación prima del fútbol argentino, “El gráfico”, el jugador rosarino llegó a lograr que su club le hiciese una oferta muy especial. La misma consistía en que por cada caño que el jugador realizase en los encuentros, el club le aumentaría la prima de final de año.

Lo hacía para descansar, no para burlarme” [Carlovich sobre la afirmación que dice que durante los encuentros se sentaba sobre el balón]

Al año siguiente, en 1975, abandona la entidad charrúa y se marcha a Independiente de Rivadavia. Con el club de Mendoza ganará la liga provincial y seguirá enamorando a multitudes.

"La verdad es que yo no tuve otra ambición más que la de jugar al fútbol, mi única diversión. Y, sobre todo, de no alejarme mucho de mi barrio, de la casa de mis viejos donde voy casi todas las tardes. Se han inventado un montón de cosas acerca de mí, pero no todas son no son verdad. A los rosarinos les gusta contar cuentos. Algún caño de ida y vuelta habré hecho, pero no es para tanto"  [El Trinche]

"Déjelo juez, por favor, es una de las pocas oportunidades que tenemos de verlo jugar en Buenos Aires".  [El delegado de Los Andes, equipo local, en Lomas de Zamora, ante el trío arbitral cuando Carlovich, rival esa noche, no poseía los documentos que le permitiesen jugar el encuentro]

En 1976, terminará en el Deportivo Maipú, gracias al buen recuerdo que había dejado en Mendoza de su paso por el Independiente Rivadavia. Cuenta la leyenda, que su tal apego por Rosario, le llevó a que en encuentro de esta campaña, el jugador decidiese auto expulsarse para que no se le escapase y así poder coger el autobús que le llevase de vuelta, y así poder pasar el fin de semana, en Rosario.

Es un fenómeno de jugador, pero no le gusta el sacrificio, por eso no triunfó. Jugaba conmigo en Central y prefería irse de caza o de pesca. ¡Qué lástima!”   [Timoteo Griguol]

A la campaña siguiente en 1977, se unirá a Colón de Santa Fé, pero su regreso a la primera no fue el soñado. A las pocas semanas de comenzar el campeonato, será despedido el entrenador que había sugerido su llegada, y el reemplazante le exigirá un juego de carácter físico que el bueno de Carlovich no quiso soportar.
Pese a todo, su imagen era tal que de cara a la concentración que Menotti, seleccionador argentino, realizó previa al Mundial de 1978, contactó con el jugador rosarino. Según la leyenda, El Trinche, más preocupado por la pesca, decidió desaprovechar su última gran oportunidad al abandonar la concentración en Buenos Aires, en detrimento de una tarde de pesca en la costa porteña.



Una vez me vinieron a buscar del Cosmos de Pelé. Estaba todo listo y se cayó. Después pasó lo mismo cuando estaba por ir a Francia. Igual, siempre disfruté de estar cerca de mi casa y jugando al fútbol”  [El Trinche]

La época no permite tener registro visual de lo que la leyenda dice que este ser rosarino fue, pero si los que hablan lo hacen así sobre él, pero si en las calles de Rosario la muchedumbre todavía afirma “el ‘Trinche’ fue lo más grande que vi en una cancha”, tal vez debamos creerlo.
"El ‘Trinche’ era un fenómeno. Hacía cosas que nadie esperaba. Era habilísimo y le pegaba a la pelota, además de fuerte, con una variedad de golpes fabulosa. Anticipó cosas que después se le vieron a Borghi. Carlovich era un atorrante; cuando jugaba en las inferiores de Central, Ignomiriello tenía que ir a buscarlo a la casa para que fuera a entrenar. Coincido con los que dicen que fue uno de los mejores jugadores argentinos". [Roberto Fontanarrosa]

Rubén González

@rubenglez

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