A mis hijos les contare...

Les contaré... que un 17 de Mayo lluvioso en Madrid, se desató una tormenta perfecta. Les contaré como una ciudad preciosa, se puso más bonita de lo habitual, antes, durante y después de la tormenta. Les diré cómo una rodilla izquierda dolorida no pudo conmigo, y que rodeado de los míos nos presentamos más de 40000 en el estadio del rival. Sabrán como el tercer anfiteatro de ese estadio, que tantas veces fue infierno, se convirtió en lo más cerca del cielo que se podía estar. Les diré que tras 14 años de derrotas y dolores, seguimos ahí, y que nos merecimos esa tormenta.  

Que tras un gol inicial, nos hicimos notar más fuerte. Sabrán con certeza que cada garganta de los nuestros se rajó un poquito ese día, y habrán oído ya varias veces el espectacular coro que esa noche se escuchó en el estadio rival. Les contaré, sin tapujos ni falsas verdades, que tuvimos suerte, y que supimos aprovecharla. Espero que esto les sirva de enseñanza. Quizá tuvimos la suerte que nos fue esquiva durante 14 años, pero miren, la cogimos con fuerza. Y que la vida tiene estas cosas, 14 años son muchos, pero todo llega si se desea, y siempre hay que creer. 

Les contaré como un abrazo puede transmitir 14 años...¡qué digo 14 años!.. una vida entera. Y que esa noche los abrazos fueron muchos.

No faltará en mi historia el momento en el que les cuente que ese 17 de Mayo, aparte de los 40000, once HOMBRES se presentaron en terreno hostil, comandados por un general, antiguo capitán, hoy y siempre leyenda eterna. Les contaré 14 años de futbol, jugado de mil maneras, y nunca de ellas ganadas. Les contaré como estos hombres cambiaron la historia. 

Mis hijos sabrán de un portero Belga que llegó como de intercambio a casa, y que se le quiere más que a un hijo, salió de ese estadio en nuestro corazón. Les contaré como detalle su máxima expresión de felicidad durante la vuelta de honor desató un gesto tan genial e infantil como ir a hacer el pino con su más de 1'90. Sabrán que Thibault Courtois, el Erasmus de Bélgica, fue feliz esa noche haciéndonos felices.

 Conocerán mis hijos cómo un extremo que vino del norte, que no convencía a nadie, se entregó y se entregó, y tras mucho merecerlo celebró con sus pequeños otro título. Nunca será el mejor, pero puede que sea el que más se lo merece, y espero que esto también les sirva de enseñanza.

No olvidarán jamás a Miranda, un central brasileño que aterrizó con dudas, y que quería ganar porque los niños se burlaban de sus hijos por ser del Atleti. Si hijos, si, aunque parezca mentira, antes siendo niño, no era fácil ser de los nuestros. La justicia quiso que el hiciese el gol que cambió todo.

Venerarán mis hijos al capitán de ese equipo. El oso, el madroño, el 14. Cómo una vez más sudó por 14, y además acabó echando al 7 de ellos. Que cósas tienen los números en el futbol ¿verdad? No se si es cosa mía, pero sus 7, juntos, nunca sumarán uno de nuestros 14's. 

Conocerán el infinito talento de un turco jamás visto sin sonrisa, su pelo hasta esa noche largo, su promesa y su juego. Y sabrán que Koke, uno de los nuestros desde siempre, dejó tras besar la bandera con la que celebró el título toda la noche en el centro del campo del Bernabeu, segundos antes de ser el último en salir por la bocana de vestuarios. Sabrán que ese gesto quedará siempre en la memoria de su padre, quizá por la envidia de no haber podido hacerlo él. 

Mis hijos quizá no imaginen que cuando un colombiano que en su momento será historia llegó al Calderón, se dudaba de sus pies. Pero al ver varias veces la jugada del primer gol dudarán si su padre les miente al decirles que es un 9, no un 10. Y como prueba les mostrare los 5 goles que había marcado con nosotros en las dos finales anteriores. Y conocerán las andanzas de Diego Costa y la enorme gratitud que le tenemos.

Sabrán que todos ellos y los que no son nombrados no serían nada sin su General. Aquí me pondré de pie y les hablaré largo y tendido de Simeone. Quizá les aburra, espero que no, pero escucharán. Como la historia de Diego Pablo como entrenador simplemente acaba de empezar (3 títulos serán pocos, creeanme) les contaré que quizá todo lo hacía tan bien, porque en el fondo él sólo quería algo sano, algo puro. Como el mismo confesó esa noche, gracias a esto cada día más niños son del Atletico de Madrid.

Todo esto sabrán mis hijos, todo esto y mucho más, de esa tormenta. Sus tios, primos y abuelo le completarán esta historia, y en ese momento, todos sentados alrededor de una mesa, seguro estoy de que me preguntarán:

Papá, ¿ y cómo es que hay gente que no es del Atleti?