Desde el córner de Pantic: Hemos vuelto.

Hará cosa de dos años, allá por Marzo de 2010 un cántico estaba presente en la cabeza de cualquier atlético, se repetía por cualquier esquina de Madrid, lo cantaban niños y no tan niños, banqueros y obreros y todos con la misma ilusión. "Volveremos volveremos, volveremos otra vez. Volveremos a ser campeones, como en el 96..."

A día de hoy, el aficionado atlético tiene dentro de sí un orgullo enorme, una sonrisa infinita, un brillo en los ojos difícil de imaginar años atrás. Hoy, el atlético camina cantando a un turco bonachón, a un belga despistado, va al trabajo animando a un ídolo futbolístico que ahora lo es como entrenador, y sonríe cuando recuerda las dudas que generaban el precio de un tigre colombiano. Hoy el atlético es feliz, aunque no es feliz al completo, ya que sabe que si su equipo tuviese unos dirigentes honrados, un presidente que supiese en que fuente celebra su equipo los títulos, que no diese una imagen de bufón cada vez que habla en la prensa, este Atlético podría volar muy alto. El Atlético celebra, pero no olvida.

Y celebra porque tiene razones, porque el viernes pasado pasará a la historia de un club centenario. Ese día el rojiblanco tiñó Mónaco. Los habitantes del Principado alucinaron con esos españoles que no pararon de cantar durante todo el día, que se hicieron con la linea de salida del circuito de carreras de su ciudad, y desde ahí calentaron para luego arrancar hacia el Luis II. El día fue perfecto, el ambiente espléndido como siempre, y el trato de los monegascos, de la organización del partido y de sus cuerpos de seguridad fue impecable, una vez más dejando en evidencia las trabas que en España existen para el aficionado de a pie.

Pero si el día fue grande, la noche fue eterna. 

El Atlético de Madrid hizo el mejor partido que uno ha visto en sus casi 20 años como atlético. Todo se planteó bien y se realizó a la perfección. Todo giró en torno a la idea del Atletico de Madrid de Simeone, intensidad, concentración y velocidad. Una exhibición. Se nos instó a soñar desde las campañas de publicidad, incluso a soñar más fuerte, pero para que soñar pudiendo vivir. El partido será dificil de olvidar, pero la actitud del equipo estará presente durante toda la temporada. Así que seguiremos soñando.

A día de hoy poco queda por decir del partido, y menos sobre la estrella del mismo. Radamel maravilló a Europa, pero muy pocos se sorprendieron de lo que era capaz de hacer. Falcao conquistó a todos, en especial a los atléticos, en una segunda parte en la que su entrega superó incluso la de la primera parte. Y hacer eso tras hacer tres goles, es de jugador grande y de jugador honrado. Un futbolista digno de la historia del Atletico de Madrid, y que seguirá escribiéndola con sus goles con la pierna derecha, o con la pierna de las finales.

El Atletico de Madrid ha ganado cuatro títulos europeos en los últimos tres años, y tiene un grupo serio dirigido por uno de los nuestros. El Atletico de Madrid, nosotros, hemos vuelto. Y es para quedarnos.

@DavidMenendez14

Pd: Uno no se olvida de Torres. Los cánticos en los últimos minutos del partido fueron de esas cosas que van más allá del futbol y que hacen querer más este deporte, y a esta afición.

 Creo que ningún atlético olvida que el equipo que hoy es Supercampeón, fue en su momento un conjunto de jugadores mediocres, sin el nivel exigible para el tercer equipo de España, y que arrastraban la camiseta por los campos de España. Nadie debe olvidar que en esos momentos duros, sólo un futbolista nos representaba, sólo el sufría las derrotas y daba la cara por el equipo. Toda una generación de atléticos es del Atletico de Madrid por un futbolista, por el único que era capaz de levantar del asiento a los niños y a sus padres, y todo eso con menos de veinte años. Ese mismo que puso la bandera del Atlético de Madrid dónde nadie la había puesto, y que sonrío por dentro y por fuera cuando nos vio recoger el trofeo. Ese es Fernando Torres.