El síndrome 'Fernando Torres'

Cabalga apático entre las ruinas del otrora temible Chelsea. Ya no es el mismo. Antes corría al son de 'The Beatles' y jamás caminaba sólo, ahora cruza con más pena que gloria el césped perfectamente cuidado de Stamford Bridge, el feudo del adinerado barrio londinense. El 'Niño' ha crecido y la paciencia del exquisito público que abarrota las gradas azules del 'emporio Abramóvich' comienza a agotarse y Torres ha cambiado lo que un día fueron aplausos en el sentimental Anfield por las iras de unos aficionados ya poco acostumbrados a los fracasos.

El preocupante estado de forma de Fernando Torres le puede costar el billete a la Eurocopa y es sólo uno de los múltiples problemas a los que se debe enfrentar el técnico revelación de la pasada campaña, el luso André Villas-Boas. El entrenador portugués fue considerado como el heredero de José Mourinho, el único capacitado para llevar la copa de la Champions League a un barrio de Londres que hace unos años apenas se interesaba por el devenir de un mediocre Chelsea. El inconveniente principal por el que AVB parece estar cada domingo en la cuerda floja es que, quizá él sea el 'nuevo Mou' pero no tiene a sus órdenes a un 'nuevo Lampard', a un 'nuevo Terry' o a un 'nuevo Drogba'.

La rocosa plantilla londinense de Mou que año tras año peleaba por la Champions y por la Premier, ahora es un cementerio de elefantes en el que tan sólo la luz de Juan Mata es capaz de guiar con orden y criterio el juego de los 'blues'. Es además sintomático que un jugador recién llegado de la segunda división española se convierta en apenas tres meses de competición en titular prácticamente indiscutible de uno de los mejores clubes de Europa. Una de dos, o Oriol Romeu aprovecha todos y cada uno de los minutos que se le da a la perfección, o los jugadores que deberían estar por delante no cumplen. En este caso es una mezcla de ambas.

Y por mucho que la gente cargue contra Villas-Boas o contra Fernando Torres, todos parecen estar contagiados por el mismo virus. El juego es lento, muy lento, la defensa es, en ocasiones, difusa y en ataque parece un equipo poco organizado, prácticamente sin sentido, en el que la experiencia y el buen hacer de Mata son las dos únicas herramientas gracias a las cuales André Villas-Boas sigue siendo entrenador del Chelsea. El equipo está sumido en la apatía, en el malestar, en el cansancio, en el desinterés... Es el síndrome Fernando Torres. El día del resurgir del 'Niño' nunca llega y pasan las semanas, los meses y la fe en él se desvanece a la misma vez que el Chelsea se va hundiendo lentamente, alejándose de la pelea por el título. Pero a los grandes nunca hay que darles por muertos y a veces basta con meter un gol para que lleguen los demás. El día en el que Fernando Torres vuelva a ser Fernando Torres, el Chelsea recuperará el terreno perdido. En Stamford Bridge rezan para que ese momento llegue cuanto antes.