Patrick Ebert, la historia de una revelación inesperada

Dani Rivera | 20:35 | lunes, 5 de noviembre de 2012 | 0 comentarios |

Hoy es uno de los hombres de moda del fútbol español pero hubo un día en el que Patrick Ebert estuvo a punto de quedarse por el camino. Bravo extremo, con más garra que técnica, y el aspecto de un chico malo que recuerda lo que un día fue, sempiterna barba de tres días y tatuajes que recorren su brazo diestro.

Nada más salir de la coqueta estación de ladrillo caravista de rojo óxido, te das cuenta de la importancia de Ebert en el Hertha. Su dorsal en el club, el mismo que luce de blanquivioleta, y su nombre aparecen en varias ocasiones a lo largo del paseo hacia el Olympiastadion de Berlín.

Terminó saliendo este verano, tras descender con el Hertha y poniendo punto y final a catorce años al lado de la 'Vieja Dama'. Allí nunca logró dar lo que se esperaba y su etapa finalizó con muchas sombras, historias que en su día no auguraron un futuro prometedor para un inmaduro Ebert.

Cuando Patrick conoció a Kevin
Patrick coincidió por primera vez con él, cuando eran todavía unos críos. Kevin llevaba en el Hertha desde los cuatro años, su hermano Jérôme ingresaría en el club unos años más tarde. Desde entonces se convirtieron en amigos inseparables y juntos pasaron tanto por las categorías inferiores de su club como de la selección alemana hasta llegar al primer equipo. 

Kevin había nacido en Berlín un año antes que Patrick pero su debut con el Hertha antecedió sólo unos meses al del imberbe chaval de mirada azul clara y pelos de punta. Las prisas por progresar jugaron una mala pasada a Kevin y al año siguiente hacía las maletas rumbo a las islas británicas. El Tottenham de Martin Jol pagó seis millones y medio de euros. El chaval lo valía. Comenzaba la carrera profesional de un Kevin-Prince Boateng al que el destino le deparaba convertirse en una de las piezas clave de todo un A.C. Milan.


Ebert y Boateng en el Hertha | Spox
Sus vidas se volverían a cruzar un dieciocho de marzo de 2009 en Berlín. Cedido al Borussia Dortmund en el mercado invernal, Boateng se reencuentra con Ebert para celebrar su  cumpleaños pero la fiesta no termina bien. Tras dañar seis vehículos en el distrito berlinés de  Wilmersdorf, el Hertha decide poner un punto y aparte en la trayectoria de Patrick en el primer equipo, relegándolo durante un tiempo indefinido al equipo reserva. Un par de años después, dejó de ser el chico malo que nunca maduraba para empezar a cambiar.

El punto de inflexión en la vida de Patrick Ebert
Justo un año antes de marcharse del Hertha, el jugador alemán se ve envuelto en uno de esos momentos que te marcan para siempre. Adenauerplatz, una de las muchas estaciones de la interminable U-Bahn berlinesa, línea U7, tres de la mañana. Los gritos de ayuda alertaron a Patrick Ebert, que salió corriendo del coche y bajó al andén.

"Entré en la estación y vi a la mujer sujetando a un hombre de unos 150 kilos, y ella pesaría unos 60 kilos y no podía. Intenté ayudarla y también grité pidiendo ayuda" reconoció el propio Ebert a El Norte de Castilla unas semanas después de hacerse oficial su fichaje por el Real Valladolid.

El hombre en cuestión había decidido poner fin a su vida tras mezclar alcohol y problemas en el amor tirándose a las vías del particular metro de Berlín. Patrick niveló un duelo tan descompensado, impidiendo que todo terminase mal. "Estuvimos tres minutos más o menos y entonces paró un taxista, llamó a la Policía, y empezó a ayudar más gente" narraba a Antonio Encinas, el periodista de El Norte de Castilla que se topó, previo aviso, con su historia en el 'Morgen Post'.

Su fichaje por el Real Valladolid
Ebert en su presentación | El Norte de Castilla
El seis de junio de 2012, el Hertha de Berlín prescindía de los servicios de Mijatovic, Lell -que recalaría en el Levante-, Ottl y el propio Ebert. Quedaba entonces libre y con muchas dudas de cara al futuro más inmediato. Extremo con poco gol -ocho en ciento veintiún partidos con el club capitalino-, menos comprometido de lo que debería pero con ganas de demostrar que era cierto lo que se predijo de él cuando abandonó el TSV Russee rumbo al nordeste de su Potsdam natal, a la Berlín de la cicatriz del muro.

Seguro que el director deportivo blanquivioleta, Alberto Marcos, tuvo muy en cuenta su ambición a la hora de sellar el fichaje, pero la operación conllevaba mucho riesgo. El riesgo propio de una persona de la que desconoces si se rehabilitó por completo, un futbolista con mucho carácter y de rendimiento más que cuestionable. Pero mereció la pena arriesgar. Sólo tres meses después de su llegada, Ebert vuelve a ocupar portadas. Esta vez, por fin, con el fútbol de por medio.

Dani Rivera
@Dani_RiveraRuiz

Imagen: Ebert celebra su gol frente a Osasuna | El Norte de Castilla.

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