Iba para crack y se quedó en... Xisco Nadal
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Xisco Nadal celebra un gol con el Levante |
Parecía que aquel día
el Villarreal estaba abocado a la derrota. El penúltimo partido de
la temporada iba a morir con aquel 2-1 en el luminoso del Estadio
Olímpico Lluís Companys de Barcelona pero ya en el tiempo de
descuento el canterano Xisco Nadal, que había debutado con el
submarino amarillo en la jornada veinte de la mano de Benito Floro,
anotó el gol del empate para el conjunto castellonense.
Aquel día compartía
alineación con Martín Palermo, Víctor, Pepe Reina, De Nigris,
Belleti o Ballesteros, con el que se encontraría años después,
pero sin embargo al día siguiente todas las portadas fueron para él.
Ese tanto no tenía mucho valor para la clasificación pues las
aspiraciones de acceder a la extinta Copa Intertoto pasaban por la
clasificación del F.C. Barcelona para la Copa de la UEFA, pero sin
embargo, su gol logrado en los compases finales del Espanyol –
Villarreal de la temporada 2002 – 2003, le convirtió en el
futbolista más joven de la historia en enviar un balón a las mallas
de las porterías de Primera División. Aquel día tenía dieciséis
años y trescientos cincuenta y tres días y su récord le batiría
el jugador del Athletic, Iker Muniaín en el José Zorrilla con
dieciséis años y doscientos ochenta y nueve días.
De pronto se convirtió
en la referencia de la cantera del Villarreal, en la esperanza
castellonense para dar el siguiente paso y pelear temporada tras
temporada por el título de liga. En el verano del 2003 se marchó al
Mundial sub 17 donde fue titular indiscutible en la delantera
disputando seis partidos. Aquella selección, cuyo máximo goleador
del torneo fue Cesc Fàbregas, logró el subcampeonato tras perder la
final frente a Brasil. El meta del Real Madrid Antonio Adán, el
mediapunta del Manchester City David Silva, el centrocampista del
Benfica Javi García, su compañero en el Villarreal César Arzo o
futbolistas como Jurado, Sergio Sánchez, Marcos Tébar o Sisi fueron
sus compañeros en aquel Mundial de Finlandia. En mayo de ese mismo
año ya había estado en el Europeo sub17 tras debutar en liga con el
Villarreal frente al Osasuna en febrero.
En el mercado de invierno
hizo las maletas rumbo a Soria. En el Numancia tendría los minutos
que se le habían negado en el Villarreal donde aún no había jugado
nunca en el once inicial. Quince partidos y un gol en medio año.
Pese a los números, más bien discretos, el Villarreal continuó
confiando en el joven Xisco Nadal pero desde el verano de 2004 hasta
el invierno de 2006 apenas jugó en once partidos de liga volviendo a
dejar el uno en la casilla de goles.
En enero del 2006 se le
cede de nuevo, esta vez al Hércules de Alicante donde no consigue
firmar ni un sólo tanto en los dieciséis partidos que disputa.
Regresa entonces al filial del Villarreal con una aparición fugaz en
liga con el primer equipo y el club amarillo, viendo el estancamiento
de su otrora mayor promesa le abre las puertas de salida en el
mercado invernal y Nadal ficha por el Granada 74.
En medio año logra hacer
un buen papel en un equipo de nueva creación que acababa de comprar
la plaza en Segunda División al malogrado Ciudad de Murcia, lo que
le vale su fichaje por el Levante. En el Ciudad de Valencia
permanecerá tres años con una trayectoria muy irregular que culmina
la pasada campaña, cuando acaba contrato con la entidad granota y no
renueva.
Le llegan ofertas para
jugar en el extranjero, en países como Grecia o Rusia, incluso en la
Segunda División, pero él las desestima. Prefiere “estar en casa
tranquilo, estar con la gente que me quiere que es algo que a veces
se valora mucho”. Simplemente quiere ser feliz jugando al fútbol y
es entonces cuando toma la decisión, se presenta con unos
amigos en las instalaciones del modesto Alqueries, equipo de la
Primera Regional Preferente valenciana.
El presidente y el
coordinador del Alqueries no salen de su asombro y esgrimen que no
podrán hacer frente a su ficha. El jugador les tranquiliza. Xisco
quiere volver a sentirse futbolista a amar el deporte que tan pronto
se convirtió en su profesión. Firmó únicamente hasta diciembre
pero a día de hoy aún continúa en el conjunto castellonense de
Alquerías del Niño Perdido, una localidad que apenas dista unos
kilómetros de Villarreal, el lugar donde comenzó a forjar sus
sueños y desde donde ahora, todavía con 25 años, pretende relanzar
una carrera que le ha llevado de Primera División a Primera
Regional.
Dani Rivera
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